Los dos principales obstáculos históricamente aducidos por los organizadores de eventos para no decantarse por una opción decididamente sostenible son el incremento del coste y la ausencia de alternativas atractivas.  Estamos ante:

a- Un problema real

b- Una idea preconcebida

 

En este texto de hoy me centraré en la cuestión económica y dejaré para una próxima reflexión la incidencia de la estética en la percepción de la sostenibilidad, pero seguro que al acabarlo somos capaces de elegir la respuesta correcta.

Tanto el organizador de eventos profesional como el departamento de comunicación de una compañía con actividad expositiva propia deben tener una estrategia de sostenibilidad de largo alcance que genere proyectos coherentes de forma natural. El problema surge cuando para cada acción se requiere una inversión masiva en horas de investigación y búsqueda de materiales y soluciones óptimas, teniendo en cuenta que la escasez de tiempo es el ingrediente indispensable de todo proyecto que se precie. Contar con un sistema de cálculo de impacto ambiental adaptado a las características del sector, que se pueda alimentar con soluciones y que garantice soluciones ambientales realmente válidas,  ahorra tiempo y dinero en las fases de diseño y conceptualización.

El ingenio y la creatividad son dos vías maravillosas para crear eventos mejores (ambientalmente, con mayor retorno económico, con mejor recuerdo en los asistentes…) pero, como en todos los ámbitos, contar con técnicas eficaces ayuda a plasmar las buenas ideas en buenas realidades. Las soluciones estructurales, esos engranajes invisibles que hacen que todo funcione, admiten metodologías de reutilización activa que no interfieren negativamente a la imagen final del evento. Los sectores donde el ecodiseño más se está desarrollando, fabricantes de EuP (productos que usan energía), potencian dos líneas donde hacer valer las mejoras de eficiencia energética: Producción más limpia (menos consumo energético en las fases productivas) y uso más sostenible (más horas de funcionamiento con menos consumo energético). La correcta aplicación de medidas en estas dos áreas permite a los fabricantes ahorros en su factura eléctrica y argumentos de venta ante el consumidor final. En el sector de la arquitectura efímera estos dos factores no son predominantes en el impacto ambiental por lo que la eficiencia debe buscarse en aspectos como la reutilización consciente, controlada y eficaz de los elementos constructivos.

Consciente: Utilizar elementos reutilizados ocultando su procedencia es un error, hay que dar valor ambiental a su uso ante el cliente y ante el asistente al evento.

Controlada: Diseñar elementos en función de un ciclo de utilizaciones real garantiza que funcionen correctamente a lo largo del tiempo. En cambio, recoger elementos sueltos de un evento porque han gustado no suele funcionar si no han sido diseñados con ese objetivo: se guardan eternamente a la espera de un proyecto en el que encajen, se dañan al desmontarlos, hay que preparar nuevos soportes, no se transportan ni almacenan adecuadamente, el formato no encaja con el siguiente evento…

Eficaz: Los ahorros en tiempo y dinero se suman al objetivo de mejora ambiental calculada y real.

Conclusión: La respuesta correcta es la B. Unas adecuadas técnicas de reutilización integradas en la metodología de ecodiseño consiguen mejorar la sostenibilidad ambiental y económica de las actividades feriales