Un stand ha dejado de ser algo estático, una mera construcción, para pasar a ser además una experiencia para el visitante.

El propósito de un stand en una feria es atraer a los visitantes, crear una imagen sobre la empresa y diferenciarse de la competencia.

Eso lo hacemos con el diseño y la decoración del stand  y de la gráfica. Si lo tenemos en cuenta y lo hacemos bien, tendremos un stand en el que se ve claramente lo que hacemos y lo que ofrecemos, en el que destacan las ventajas de nuestra compañía frente a los competidores que exponen en la misma feria y el visitante será capaz de crearse la imagen de nuestra empresa que nosotros hemos querido transmitir.
Hasta ahora nos hemos centrado siempre en lograr atraer a los visitantes a nuestro stand.
¿y después qué? ¿cómo enganchamos al visitante? ¿cómo hacemos que nos recuerde?

 

Una vez que el visitante entra en nuestro stand tenemos que engancharle y eso no se logra solo con el diseño y la decoración del stand. Para enganchar al visitante y lograr un impacto en él, nuestro stand tiene que ser una experiencia. Un stand estático solo comunica lo que somos y lo que hacemos, pero no quedará en la memoria del visitante. Un visitante en una feria pasa por cientos de stands en un solo día. ¿Por qué iba a recordar nuestro stand al final de la jornada y no el de la competencia?
Por lo que ha experimentado.

Las personas nos acordamos de lo que sentimos y de lo que hacemos físicamente.
Solamente cuando el visitante interactúe con el stand lograremos una conexión emocional que hará que nos recuerde.
Además de recordarnos, con la experiencia vamos a crear un vínculo emocional mas fuerte hacia nuestra marca y a aumentar la confianza.

Ahora, cuando planifiquemos nuestra participación en una feria, además de diseñar un stand y una gráfica que comunique, tenemos que crear una parte experiencial que enganche al visitante.